Más de 40 años luchando y esperando para que las cosas cambiaran

Oct 30, 2019

Eloísa González Hidalgo
Texto publicado originalmente en Animal Político

El pasado 23 de octubre, el Senado de la República otorgó la medalla Belisario Domínguez a Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del Comité Eureka.1 En el acto estuvieron presentes, entre otras personas, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; el secretario de la Defensa Nacional, general Luis Crescencio Sandoval González; el secretario de la Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán; así como los subsecretarios de Gobernación, Alejandro Peralta y Alejandro Encinas Rodríguez. Es decir, representantes de las instituciones federales que fueron presuntamente culpables de generar y llevar a cabo la Guerra Sucia en México.

Cabe recordar que este acto ha sido precedido por diversas disculpas públicas ofrecidas por la presente administración debido a violaciones graves a derechos humanos cometidas en los regímenes anteriores. Con respecto a la Guerra Sucia, el primer acto se llevó a cabo el 11 de febrero de 2019, en Atoyac de Álvarez, Guerrero, en el que las disculpas públicas fueron ofrecidas a familiares de las víctimas por Jaime Rochín del Rincón (entonces comisionado de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas), Héctor Astudillo Flores (gobernador de Guerrero) y Yanelli Hernández Martínez (alcaldesa de Atoyac de Álvarez).2 El segundo tuvo lugar el 23 de septiembre en la Ciudad de México, donde la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, dieron una disculpa pública a nombre del Estado mexicano a Martha Camacho Loaiza, exmilitante de la Liga 23 de Septiembre, por la transgresión a sus derechos humanos.3

Estos actos no dejan de tener importancia tanto para la población como para este gobierno; sobre todo si este último aspira a diferenciarse con respecto a los anteriores en el tema de la promoción, la protección y la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, este tipo de actos pueden caer en saco roto si no son acompañados de otras acciones que conduzcan a conocer la verdad de los hechos, a garantizar el acceso a la justicia de las víctimas al investigar y sancionar a los perpetradores, a devolver la dignidad de las víctimas y sus familiares; a elaborar políticas públicas que conlleven a la reparación integral del daño causado; así como a alcanzar la paz tan nombrada en este gobierno y anhelada por la sociedad mexicana. Es decir, la creación de mecanismos de justicia transicional como por ejemplo comisiones de la verdad o mecanismos especializados para combatir la impunidad y lanzar juicios extraordinarios por la comisión de atrocidades, entre otros. Si bien es cierto que en noviembre de 2001, durante el sexenio del presidente Vicente Fox, fue creada la Fiscalía Especializada para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), esta no ha tenido los resultados deseados.

Todo lo anterior son acciones que los familiares y víctimas de graves violaciones a derechos humanos han venido demandando, en el caso de las víctimas de la Guerra Sucia, desde hace cuatro décadas. Basta leer con detenimiento la carta enviada por la señora Ibarra al presidente López Obrador y leída durante el acto por Claudia Piedra Ibarra, hija de la galardonada de la medalla Belisario Domínguez, en cuyo texto se pueden apreciar demandas con respecto a:

Justicia

Ellas y todos los queridos y añorados compañeros que murieron esperando saber de los suyos, y a la justicia que nunca llegó…acudiendo a las instancias internacionales defensoras de los derechos humanos para hacerles ver que aquí en México no solo éramos las víctimas de un gobierno represor, sino que también éramos las víctimas de la simulación que provocaba incredulidad y la desconfianza para nuestras denuncias, o reclamando en más de una docena de veces a la ONU por su complicidad con los gobiernos en turno… Enfrentando y denunciando lo que en un inicio era solo sospecha y después supimos, con certeza, que la desaparición forzada de los nuestros no fueron abusos de excesos de la autoridad, sino que era más profundo y terrible que venía del poder con toda su perversidad siniestra y que lleva el nombre de “terrorismo de Estado”… La impunidad absoluta de este aparato represor y de sus creadores, ha permitido que hasta nuestros días se siga cometiendo la desaparición forzada y se continúa arrojando lodo y agravio en nuestros familiares desaparecidos ya sin lucha.

Conocer la Verdad

Las cámaras de tortura de los campos militares, las bases navales y aéreas, y todos los centros clandestinos de detención, se tiñeron de sangre y retumbaban con los alaridos de dolor de las víctimas…Mi adorado esposo, firme soporte de mi vida, fue torturado, viviendo en carne propia lo que le esperaba a todo aquel que era detenido. Los poderosos del sistema, los empresarios cómplices, sostén de estos malos gobiernos, prestaban sus ranchos para que nuestros desaparecidos también ahí fueran llevados a martirizar… Esta es la única e incontrovertible verdad.

Compañeras nuestras, como Conchita García de Corral, Elodia García de Gámiz, Alicia Hernández de Vargas, Delia Duarte y Alicia Gutiérrez, antes de unirse a nuestro comité para seguir buscando a sus hijos desaparecidos, tuvieron que pasar por el martirio de recoger los cuerpos destrozados por la tortura o la metralla de otros de sus hijos. Doña Guillermina Moreno… se unió a nosotros después del asesinato de su hijo, y permaneció a nuestro lado buscando a los hijos de otras hasta el día en que, como las demás, la debilidad y el agotamiento físico o la enfermedad ya no las dejaron continuar.

… pero la herida abierta solo dejará de sangrar cuando sepamos dónde están los nuestros…

… Ellos, nuestros amados, a los que buscamos afanosamente sin detener nunca el paso, no fueron bandoleros ni se lanzaron a la aventura ni fueron terroristas, fueron hombres y mujeres que, nos guste o no, estemos de acuerdo o no con ellos o aprobemos o no la opción seguida en su camino, fueron privados de su libertad, sustraídos de la sociedad y de sus familias con toda la violencia que un gobierno puede ejercer y recluidos en cárceles clandestinas, tanto en instalaciones gubernamentales, como fuera de ellas en donde en una total indefensión quedaron en manos de los más sanguinarios torturadores…

Medidas de reparación

Qué hacer para reparar los sufrimientos de los familiares:

“Abuela, qué bien que muchas personas estén felices por ese galardón tan importante que te van a entregar, aunque de sobra sé que desde que estoy junto a ti, que esto está muy lejos de ser lo que tú siempre has buscado. Sé, abuela, que lo único que quieres es saber de tu hijo al igual que todas las demás familias quieren saber de los suyos, pero quiero que sepas que he vivido muy enojado y hoy estoy lleno de rabia e indignación porque sé que llevan más de 40 años luchando y esperando para que las cosas cambiaran y para que un gobierno justo llegara y buscara junto con ustedes a sus hijos, padres y hermanos, y que por fin terminara con esa angustia que tanto las agobia y que he visto cómo poco a poco ha aniquilado su existencia”.

Los familiares de las víctimas saben perfectamente que las medallas y las disculpas públicas no van solas, deben de ir acompañadas de otras acciones para conocer la verdad, obtener justicia y alcanzar la paz, solo así se podrá decir que este gobierno será diferente a los anteriores.

¿Y qué ha pasado? Más de un año de ese gobierno que creyeron firmemente que sería el añorado y con el cual no habría ningún obstáculo que salvar o acuerdo que negociar, como en antaño, y no ha sido así.

La justa ira de mi nieto es el resultado de saber que las familias de Eureka hoy seguimos igual que hace tantos años recibiendo escarnio y burla de los funcionarios. La libertad de nuestros hijos y familiares, la justicia, la dignidad del pueblo y la paz siempre han sido nuestras metas claras, diáfanas, esplendorosas y que no admiten matices o esfuminos.

Esta presea que lleva el nombre de un gran revolucionario, don Belisario Domínguez, y con la cual hoy me honran, traen consigo un gran fardo moral ineludible para mi conciencia y que me alienta aún más a continuar luchando para liberar a esa justicia que fue amordazada y llevada a una cárcel clandestina hace ya tantos años.

Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, querido y respetado amigo:

No permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia, no quiero que mi lucha quede inconclusa.

Es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector.

En definitiva, si el actual gobierno anhela ser un hito en la cuestión de derechos humanos, es necesario que voltee la cabeza hacia las herramientas contempladas en la justicia transicional y, más si ha sido una exigencia de las víctimas de violaciones a derechos humanos desde hace más de cuatro décadas. Solo hay que leer con detenimiento la carta de la señora Rosario Ibarra de Piedra. …más de 40 años luchando y esperando para que las cosas cambiaran (sic)…

1 En 1977, se fundó el Comité Pro-Defensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos de México, también conocido como Comité Eureka, por Rosario Ibarra de Piedra, madre de Jesús Piedra Ibarra detenido-desparecido en 1975, en Monterrey.

2 Mediante la recomendación 26/2001, emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se requirió a la CEAV crear un Plan Especial de Reparación del Daño individual y colectiva que incluye a 491 víctimas directas y 1070 indirectas de la Guerra Sucia de los municipios de Acapulco, Atoyac de Álvarez, San Juan de las Flores y El Quemado.

3 “Gobierno de México ofrece disculpa a sobreviviente de Guerra sucia”. El Universal. 23 de septiembre de 2019.

Lo más reciente